Este masajista no pudo soportarlo más. Tenía bajo sus manos un jodido alfa, un hombre de verdad, musculoso, varonil, macho. ¡Guauu! Necesitaba probar su gran polla recta, era más fuerte que él. Hizo todo lo posible para excitar al hombre y despertar su atractivo sexual. Bueno, no estaba equivocado. Para el macho alfa era la primera vez que exploraba el sexo con un hombre. Nuevas sensaciones que lo marcarán. A partir de este día, follar el coño o el chico, ya no hace ninguna diferencia.